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Adiós al perfeccionismo: Cómo ayudar a tu hijo a disfrutar el proceso creativo (y no temer equivocarse).


¡Hola de nuevo, comunidad de creadores conscientes! Soy Adrián, y estoy muy contento de compartir con ustedes una reflexión que considero vital, especialmente para los padres y educadores: Adiós al perfeccionismo: Cómo ayudar a tu hijo a disfrutar el proceso creativo (y no temer equivocarse).


En la E.E.C.C., nuestra misión es divulgar y democratizar la creatividad, y esto comienza desde la niñez. He visto de cerca cómo la búsqueda de la "perfección" puede sofocar la chispa creativa en los más pequeños, y es un tema que me apasiona abordar.



El perfeccionismo: un silenciador de la creatividad infantil


Es natural querer lo mejor para nuestros hijos, y a menudo, sin darnos cuenta, les transmitimos la idea de que deben hacer las cosas "bien" o "perfectas". Sin embargo, en el ámbito de la creatividad, esto puede ser contraproducente. El miedo al error se convierte en un bloqueo, y la espontaneidad, la exploración y el disfrute del proceso son reemplazados por la ansiedad del resultado.


He observado cómo, por ejemplo, los niños que al principio dibujan con total libertad, empiezan a preocuparse si su dibujo "no se parece" a lo que ven, o si "no les sale bien" un trazo. Esto, según diversas investigaciones sobre desarrollo infantil y creatividad, es un punto crítico. La psicóloga Carol Dweck, en su trabajo sobre la mentalidad de crecimiento, argumenta que cuando los niños se centran en el resultado perfecto en lugar del esfuerzo y el aprendizaje, desarrollan una mentalidad fija que los hace temer los desafíos y los errores.


Fomentando una mentalidad de proceso, no de producto


Entonces, ¿cómo podemos, como padres y educadores, cambiar esta narrativa? La clave está en valorar el proceso por encima del producto final. Aquí te comparto algunas estrategias prácticas que hemos comprobado en E.E.C.C.:


  1. Celebra el Esfuerzo, No Solo el Resultado: Cuando tu hijo te muestre un dibujo, una torre de bloques o un experimento fallido, enfócate en lo que intentó, en lo que aprendió. En lugar de decir "¡Qué bonito te quedó!", prueba con "¡Me encanta cómo combinaste los colores!" o "¿Qué fue lo más divertido de construir esto?". Esto refuerza el valor de la experimentación y el aprendizaje.


  2. Modela la Imperfección: Nuestros hijos aprenden observándonos. Si nosotros mismos nos frustramos con nuestros errores o buscamos la perfección en todo, ellos lo replicarán. ¡Permítete cometer errores delante de ellos! Ríe si algo no sale como esperabas y explica que así es como se aprende y se crece. Por ejemplo, si estás cocinando y algo no sale bien, puedes decir: "¡Oops! Esto no salió como esperaba, pero aprendí algo nuevo para la próxima vez."


  3. El Juego Libre como Laboratorio Creativo: Proporciona un espacio y tiempo para el juego no estructurado. Aquí no hay reglas estrictas ni objetivos predefinidos. El juego libre permite a los niños explorar sin presión, cometer "errores" sin consecuencias y descubrir soluciones por sí mismos. Es en este espacio donde la imaginación florece de manera más orgánica.


  4. Preguntas que Abren, No que Evalúan: En lugar de hacer preguntas que impliquen un juicio ("¿Es esto correcto?"), haz preguntas que inviten a la reflexión y la exploración. Por ejemplo: "¿Qué otra cosa podrías intentar?", "¿Qué pasaría si...?", "¿Cómo te hace sentir esto?". Esto fomenta el pensamiento divergente  y la curiosidad.


  5. El Error como Parte del Viaje: Enseña explícitamente a tus hijos que los errores no son fracasos, sino oportunidades para aprender y crecer. Como decía John C. Maxwell: "Los errores son lecciones camufladas". Puedes compartir historias de inventores, artistas o científicos que fallaron muchísimas veces antes de lograr sus mayores éxitos.


Fomentando la autonomía creativa


El rol del adulto es el de un facilitador, no el de un dictador creativo. Nuestro objetivo es guiar, inspirar y crear un entorno de apoyo donde la creatividad pueda florecer sin la sombra del perfeccionismo. Al hacerlo, no solo estamos nutriendo su ingenio, sino también construyendo su resiliencia y confianza en sí mismos.


Permitir que nuestros hijos disfruten el proceso creativo, sin temor a equivocarse, es regalarles una de las habilidades más valiosas para el futuro: la capacidad de innovar, adaptarse y encontrar soluciones en un mundo en constante cambio.


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Un abrazo,

Adrián

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